jueves, 12 de junio de 2014

RESCATANDO ENTRADAS XXII: JAVIER CERCAS, EL REY Y LOS REPUBLICANOS





  
Javier Cercas, el rey y los republicanos

Recuerdo que una de las dimensiones de la actividad intelectual que más me sorprendió cuando me integré de nuevo a España (tras un largo exilio) fue la producción novelística y literaria existente en nuestro país. La veía enormemente sesgada hacia una visión muy poco crítica de la propia historia de España (incluyendo lo que se conoce como Guerra Civil). Incluso, cuando se intentaba dar una visión distinta de los vencidos y derrotados de la Guerra Civil de la ofrecida durante la dictadura, ello se hacía con un estilo y enfoque que, a pesar de estar bien intencionado, resultaba al final ser, si no ofensivo, al menos molesto, para aquellos que supimos de primera mano el tratamiento recibido y las consecuencias de haber sido vencidos. Uno de estos autores que reproducían esta visión era Javier Cercas. Hijo de los vencedores (según su propia declaración), escribió un libro donde el héroe era un republicano luchando en el frente, al cual Cercas intentaba humanizar, presentándolo como atrayente, tanto en lo profundo (no mató a un dirigente fascista cuanto lo tuvo a tiro, acto que Santos Juliá, de El País, definió nada menos que como el principio de la reconciliación) como en lo más liviano (cuando el republicano, estando ya retirado en una residencia geriátrica, pellizcaba el trasero de las monjas). En esta España postfranquista, el libro tuvo, sin embargo, un gran éxito. A mí, hijo de vencidos, no me gustó. Y me alegró leer que el hijo real del héroe protestó por aquella visión que quería ser positiva para el republicano, sin lograrlo. Hay vivencias que son difíciles de explicar si no son propias y se veía claro que Javier Cercas, aunque simpatizaba con el héroe republicano, no lo entendía, presentando una caricatura de él. Para una crítica del libro de Cercas, ver mi artículo “Los vencidos tienen distinta memoria histórica que los vencedores”, El Plural (05.07.10).




Cercas ha escrito ahora un artículo en El País “Sin el Rey no habría democracia” (02.06.14) presentando de nuevo una caricatura de los que pedimos que se establezca la República ahora en España. Este artículo no solo molesta sino que ofende a millones de ciudadanos republicanos que no simpatizan con su entusiasmo por el Rey o por la Monarquía. Ni que decir tiene que Javier Cercas aclara que él no es monárquico (por regla general, lo que está más de moda es decir “yo soy republicano, pero apoyo la Monarquía”). Pero el valor definitorio es el mismo. Esta autodefinición es necesaria para dar más credibilidad a una larga lista de argumentos para que aplaudamos al Monarca. En realidad, es tan predecible que uno se pregunta por qué El País ha publicado este artículo que reproduce a pies juntillas lo que los otros 42 artículos recientes sobre el Rey han dicho (sin publicar ninguno, repito ninguno) que dé otra visión.
La lista de alabanzas comienza aplaudiendo al Rey por traernos la democracia, por haber parado un golpe militar, por habernos traído, durante sus más de cuarenta años de reinado, los mejores años y de mayor libertad y prosperidad en nuestra historia moderna, y así un largo etcétera. Hasta ahí nada es nuevo. Es prácticamente imposible leer en los medios de información y persuasión españoles (conocidos por su escasa diversidad) alguna otra postura aparte de la de este tipo de alabanza y elogio.

  


Lo que sí es nuevo, al menos en las páginas de El País, es que Javier Cercas haga estas alabanzas, rodeadas de una enorme animosidad hacia aquellos que cuestionan cada uno de sus argumentos, insultándolos con una contundencia y, sobre todo, vulgaridad (con un estilo que nada tiene que envidiar a Losantos) infrecuente en las páginas del mayor rotativo del país. Define a los críticos y sus argumentos como “fantasiosos”, ”especuladores novelescos”, “mentirosos” y “mitad mentirosos” o “solemnemente estúpidos”, guardando el insulto más estridente para aquellos que perciben los males presentes en España como derivados de las limitaciones de la Transición. A estos nos llama (y me incluyo yo en esta categoría) “hipócritas”, “comodones” y, por si fuera poco, “locos”. Lo primero, lo de hipócritas, lo dice porque cree que en realidad no son los protagonistas de aquella Transición –entre los cuales pone al Rey en el centro- los responsables de la España actual, sino que somos nosotros (que asumo incluye a todos los españoles) los responsables de las deficiencias actuales. Le cito textualmente: “(…) por nuestra culpa, hemos sido nosotros, y no ellos, los que no hemos sido capaces de mejorarla”. En cuanto a lo de locos, lo justifica por querer ahora cuestionar la Monarquía, pues, y cito de nuevo, prefiere “mil veces vivir en una monarquía como la sueca que en una república como la siria”, asumiendo que los que queremos una República para España estamos tomando Siria como modelo (si lee el artículo usted mismo, verá que esto es lo que dice).

Puede que sea el resultado de haber vivido en el extranjero durante muchos años, pero estoy más que harto de los insultos que constantemente empobrecen el discurso político (y lo que se acepta como debate) en nuestro país. En ningún otro país de los que he vivido, Suecia, Gran Bretaña y EEUU, he visto este nivel de hostilidad y, francamente, mezquindad. Cuando leo este tipo de artículos intento ignorarlos y no contesto. Pero, puesto que el artículo de Cercas lo encuentro, por desgracia, representativo del pensamiento dominante en el establishment español, siento la necesidad de responderle.
La Transición dirigida por el Monarca fue la que configuró los parámetros que definen la situación actual



He escrito extensamente sobre las enormes deficiencias de la democracia española y del bienestar de la ciudadanía en este país, mostrando cómo el enorme retraso social de España y la baja calidad del sistema democrático se deben precisamente a la manera como se hizo la Transición, la cual se realizó bajo el enorme dominio de las fuerzas conservadoras (lideradas por el Rey), que controlaban el Estado. La evidencia de ello es abrumadora. Y queda documentado en mis libros Bienestar insuficiente, democracia incompleta: sobre lo que no se habla en nuestro país (año 2002) y El subdesarrollo social de España: causas y consecuencias (año 2006).

En estos libros muestro las fuerzas que dominaron la Transición y que, gracias a su dominio del proceso, determinaron la pobreza democrática y social de España. Los escasos recursos del Estado y la pobreza de su Estado del Bienestar son resultado del enorme dominio de las clases dominantes (expresión que nunca se utiliza, asumiendo erróneamente su inexistencia) sobre el Estado. Y lo mismo en cuanto a la pobreza del sistema político-mediático. Supongo que cuando Cercas utiliza el término “nosotros” se refiere a esta clase social, con la cual él parece identificarse, pues, si por “nosotros” él considera a la mayoría de las clases populares, entonces asume un sistema democrático muy distinto al actual, pues la gran mayoría de la ciudadanía no considera que las instituciones llamadas representativas la representen. El eslogan del 15-M “no nos representan” está ampliamente asumido por la mayoría de la ciudadanía. El término “nosotros” (si con él queremos decir “la ciudadanía”) tiene escaso poder en España, debido precisamente a un sistema político diseñado para optimizar el poder de unas clases (y un género) a costa de otras. La evidencia empírica de ello es enorme. Y el Rey y el establishment español que él lideró, fueron fundamentales para diseñar este sistema. La evidencia está ahí para el que quiera verla. Culpabilizar a las víctimas –las clases populares- de su situación es no conocer (o no querer reconocer) la enorme concentración de poder financiero, económico, político y mediático de este país, concentración que se ha facilitado en gran medida por el dominio de la estructura de poder heredada de la dictadura y liderada por el Monarca, que domina el Estado español.

13 comentarios:

David dijo...

Rescate rápido y de urgencia, sí. Pero no es solo que el artículo me parezca interesante y que me haya gustado. Es que empiezo a estar cansado de las tonterías de "no soy monárquico, pero es mejor tener a Felipe" o "nuestros problemas son otros como lo de Cataluña en lugar de si somos República o Monarquía".

Francamente, nuestros problemas siempre son los mismos... y leer a Javier Cercas (de quien amigos me han dicho que sus novelas están bien, pero a quien no he leído, así que esto no va por ahí) lo siguiente: Aclaro que no soy monárquico. Pero aclaro también que, en mi opinión, ahora mismo el dilema real de este país no es el que obliga a elegir entre monarquía y república, sino el que obliga a elegir entre mejor o peor democracia. O dicho de otra manera: prefiero mil veces vivir en una monarquía como la sueca que en una república como la siria, y no veo qué parte del problema del paro, de la educación o de la sanidad resolveríamos sustituyendo por una república la monarquía. me parece una tontería mucho más grande que la de Vila-Matas que comenté hace un par de entradas en este blog.

Pero vamos a ver, por lógica. ¿Qué democracia va a ser mejor o peor? ¿Una que considera a todos sus habitantes por igual aunque sea legalmente en la forma, u otra que hace distinciones por tradición, nacimiento y demás? Esto es de perogrullo.

Parte del problema educativo que tenemos es no cuestionarnos nunca los modelos institucionales con los "cargamos", como si fueran cosas "sagradas", otorgadas por "derecho divino" que no pueden cuestionarse, cambiarse o modificarse. Ya está bien.
No vivimos en 1936. Una República no tiene que tener como modelo a la previa a la Guerra Civil o a la de Siria... No es que se estén quemando iglesias... La situación actual según veo/leo medios de información es más bien otra.
Y empezar por cuestionar esta monarquía con un referendum me parece lo más democrático, sano y lógico del mundo. En este caso, hasta iría a votar para variar.

Como me ha comentado un amigo cuando le he hablado de esta entrada... "Yo no soy racista, peroooo..." va a ser sustituido por "Yo no soy monárquico, peroooo..."

Blue dijo...

Está muy bien que nos dejen opinar para todo, que nos consulten y hagan referéndums, pero no hace falta ir a Siria, yo solo imaginar tener de presidente de la República a Zp o a Aznar, por poner un par de ejemplos, ya me entra sarpullido, jaja.
Y respecto a la transición, pues claro que no fue perfecta, tal como nos hicieron creer hasta ahora, pero no fue perfecta porque arrastramos viejos lodos y con ellos viejos vicios y costumbres, por decir algo suave. Pero todos los políticos la dieron por buena en su momento, y los que están ahora en el poder también son herederos de ella.
Bah, la verdad es que no me preocupa mucho este tema ahora mismo. Hay tantos sitios donde rascar...
Besos.

David dijo...

-Blue: Sí, eso es otra. Pero bueno, ya los tuvimos de "presidentes" en monarquías parlamentarias, pero encima había que tener al Rey acompañándolos.
La transición no solo no fue perfecta (que efectivamente, es algo que han tratado de hacernos creer, como eso de que el Rey "salvó" la democracia)... Tampoco es que a mí me preocupe este tema, pero me fastidia que los medios de comunicación me estén vendiendo las mismas tonterías de siempre. Acaba por cansar tanta desfachatez y tontería. Es solo eso.

Un saludito ;-)

Blue dijo...

No es que no me preocupe nada, solo que me gustaría arreglar muchas otras cosas antes que esa. Pero supongo que nos pasa a todos lo mismo.
;-)

miquel zueras dijo...

¡Hala, David, vaya productividad de repente! Me han gustado mucho las entradas sobre Kollwitz y la relación con Chuck Jones.
Yo creo que el Rey está magnificado desde los tiempos de la Transición, se le veía entonces como un baluarte en una época marcada por el miedo: el ruido de sables, otra posible guerra civil... son otros tiempos y el Rey ha tenido un incomprensible blindaje mediático. Estoy oyendo muchos tópicos y tonterias del tipo: "¿Preferirías tener a Rajoy de presidente de la República?" Al menos podríamos deshacernos de Rajoy, Aznar o quien fuera en cuatro años. Esto no pasa con el Rey.
Saludos. Borgo.

abril en paris dijo...

Tontos son los que dicen tonterias... ¡menuda cosecha!
Pero en serio ¿un rey gobierna..? Nolotengoclaro ;-P

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con Miquel Zueras. Un jefe de Estado electivo no habría sobrevivido en su cargo al escándalo del elefante, por citar uno solo entre muchos.
El hombre éste, por el contrario, se libró murmurando la disculpa menos creíble de la historia, y ha tenido el privilegio de elegir marcharse cuando le ha dado la real gana.

David dijo...

-Blue: No sé si a todos... pero a mí también me pasa, sí. ;-)

-Miquel: Veremos lo que dura la productividad. Me alegro de que te hayan gustado las entradas de Chuck Jones y Käthe Kollwitz. Sobre el resto de lo que comentas, poco más que añadir. Pienso parecido.
Saludos.

-abril: Yo digo tonterías muchas veces (casi todos los días a lo largo del año). Procuro no escribirlas (porque esas veces se notan más). También tengo por suerte amigos que me hacen ver cuándo estoy diciendo tonterías muy grandes.
Pero bueno, no me pagan por escribirlas, y el que aparezcan aquí en un blog en lugar de un medio impreso no le dan un carácter de... no sé cómo definirlo ¿respetabilidad? ¿autoridad?...creo que ya me entiendes. De todas formas, eso da un poco igual. Con procurar no decirlas o reincidir en ellas.

Sobre lo otro, pues puede que el de aquí no gobierne, pero se ha enriquecido a base de bien (según comenta el New York Times, no un periódico sensacionalista de carácter republicano). Y su fortuna no creo que la haya hecho trabajando por el bien público.
Tampoco es cuestión de si se ha forrado, de si cuesta más o menos que una república... es cuestión de lógica. Tener unos privilegios monetarios, de patrimonio, legales... (me da igual que lo acompañen de "deberes") distintos al resto de ciudadanos no tiene cabida en un verdadero estado de derecho democrático. Ayer puse una cita de Joaquín Sabina (y no soy especial fan, conste) que decía algo como "La monarquía en una democracia es una anacronía". Y estoy de acuerdo. Y las anacronías están bien en la ficción, para ver gazapos como el del reloj en "El guateque" o presentar ideas, como la de "Los valientes andan solos", pero no en una sociedad que pretenda progresar, porque entonces son un lastre. Y hay veces que me puede dar pena que desaparezcan ciertas "anacronías" (y estoy pensando en Jack Burns en la peli de Kirk Douglas, no en la monarquía, claro)...pero en el caso de las monarquías no son más que una clara muestra de algo caduco, herencia de una tradición injusta, sin razón de ser alguna y que solo evidencian lo que nos cuesta cambiar a mejor en muchos aspectos.
En fin... menuda chapa te he soltado. Ya puedes perdonar (es por la confianza que hay Jajaja)

Un abrazo y pasa buen fin de semana.

David dijo...

-Anónimo: Pues sí. Y con su heredero me temo que pasará lo mismo.

Nury ruri dijo...

Totalmente de acuerdo David. Con todo. Así que para que añadir más...
Hacia tiempo que no pasaba por tu blog (ni por el de nadie por falta de tiempo) y me has dejado sorprendida con tus últimas entradas. Estupendas y muy pero que muy interesantes.
Felicidades y saludos.

David dijo...

-nury: Pues poco que añadir también por mi parte a tu comentario. Que me alegro de que te hayan gustado las entradas, que yo hacía tiempo que no actualizaba (pero no era por falta de tiempo) y que muchas gracias y saludos.

V dijo...

Vaya que tarde llego....
Leí la novela de Cercas hace tiempo y me pareció bien. No me voy a poner a defenderla ya que hace mucho que la leí y simplemente me gustó, no me entusiasmó. Al tratar sobre personajes auténticos y construir una historia en la que uno nunca sabe dónde termina lo documental y comienza la ficción, no entro a valorar si su interpretación de ese periodo histórico es correcto o no.
Sin embargo creo que quien escribe el artículo incurre en el mismo error que critica. A ver si lo explico...
No creo que exista un prototipo del héroe republicano, ese que según el autor tan mal entendió Cercas.
Hubo gente que luchó por defender la republica en una guerra. Pero gente muy variada, supongo. Fabricar una especie de arquetipo monolítico del héroe republicano me parece un error. Hasta el punto de que supongo que también habría cobardes republicanos. Yo mismo si hubiese vivido aquella época.
Por lo demás, me molesta especialmente que nos haya ganado por la mano un señor que se puede ir cuando le de la gana pero al que no podemos despedir.
De regalo, ahí va otra más gorda que oí el otro día: con nuestros talismanes, con el rey o el principe en el palco, no hubiesemos perdido 5 a 1...
Y respecto a Sabina al que citas...hace mucho que cantó que las niñas ya no querían ser princesas...pero mira tu por donde...un abrazo

David dijo...

-V: Tarde, pero llegas. Donde si estás tardando es en actualizar en tu casa.
La novela de Cercas no la he leído (pero ya he dicho que un par de amigos me dijeron que estaba bien). Estoy un poco contigo en lo que comentas de la crítica de la novela, pero es que además es la parte que menos me interesaba del artículo (como supongo que supones).
Sobre lo de la "variedad" en la Guerra Civil. Ahora mismo estoy leyendo-terminando "A sangre y fuego" de Chaves Nogales (escrita en 1937) y sí, es lo mismo que comentas. Y cuéntame también entre los cobardes (bueno, yo creo que peor que cobarde) republicanos.
La cita de Sabina me gustó, pero luego leí una entrevista en la que comentaba no sé qué rollo de que había ido a una fiesta de los príncipes (que al principio no quería, pero que le insistieron)... y que no podía decir más pero que igual Leticia nos traía la República (sin comentarios; preferí poner la cita de Twain; que seguro que tendrá otras (como todos), pero me cae mejor).
Otro abrazo

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